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domingo, 14 de octubre de 2007

Carta al Che



Carta a Ernesto Guevara de la Serna

Ciudad de México 8 de octubre de 2007

Querido amigo, te escribo la presente con motivo del 40 aniversario de tu partida a ese mundo que te necesita más que este, también te escribo para contarte cómo la pasamos por acá.

No sabes de verdad lo conocido que eres, al parecer la foto que te tomó Alberto es la preferida de la gente por sobre todas las fotos tomadas hasta hoy y sin duda es buena, vasta con verla para saber que eres tú, vasta sólo con verla para derrochar respeto a diestra y siniestra.

Ya que son 40 los años que han pasado desde que encontraste en Bolivia la puerta de la inmortalidad, quiero hacerte en esta carta un pequeño homenaje, no cualquiera anda por el mundo arriesgando el pellejo por otros y por su libertad, más bien hay gente que arriesga el pellejo de los demás en el nombre de la libertad.

Aunque pienso que no puedo celebrar tu partida, sí hay razones de sobra para conmemorar esta fecha, razones que hoy brotan como botones de flores bellas y coloridas que empiezan a sentir los primeros rayos de la primavera. Claro doctor, no hagas caras, a pocos alegra el mal tiempo invernal, tan sólo una clase de flores que son rojas como la sangre ríen en los jardines navideños cuando las demás plantas lloran con sus pálidas hojas. Que lástima que sean pocos los humanos que ríen mientras los demás lloran. Que lástima que las flores y los humanos tengamos que renacer miles de veces de las garras de lo frío.

Quiero contarte con alegría que en Cuba sigue triunfando la revolución, los cubanos han aguantado a su vigoroso contendiente que parece nunca cansarse, los bolivianos hoy tienen en sus manos su futuro, y ni qué decir de los venezolanos, que han recuperado sus recursos, ya no pertenecen más a nadie. Lástima que como dijera Ledesma Lima se transformen las piedras en guerreros, la verdad comandante a Chávez no le calza su uniforme militar como a ti. La verdad comandante no le calza a nadie querer ser canonizado en vida.

Te quiero contar pelao con detalle lo que pasa en mi México, mmmm, creo que no es muy diferente a cuando estuviste por acá. ¿Te acuerdas que dormías en el mismo edificio de Bucareli donde años después vivió mi madre? Sí sí por Gobernación, ella aún está enojadísima, dice que por tu culpa nunca de chamaca pudo tener una conversación telefónica en privado, siempre eran tres al teléfono dice: su chico, ella y el extraño que husmeaba con tremenda oreja jajaja, esos de Gobernación son tremendos. Pero Che, no todo es buen humor en mi tierra, quisiera no platicar de ello, pero a mis amigos no puedo ocultarles la verdad, menos a ti que derramaste toda tu sangre en la tierra para dejar gran huella de tu existencia.

298 días después de que cambiaste tu disfraz de Ramón a tu disfraz de muerto, en México se disolvió con armas una manifestación estudiantil pacífica; cuatro años después casi me quedo sin mi futuro padre por lo mismo, la represión estudiantil; Rubén Jaramillo, Genaro Vázquez y Lucio Cabañas nunca volvieron a aparecer, ni tampoco los cientos que regresaron del exilio en los ochentas cuando se les prometió amnistía a su forma de pensar; el zapatismo ya no tiene la fuerza de antes; EPR que no mata civiles y la APPO que defiende los derechos de los pobres y olvidados oaxaqueños son duramente criminalizados. Ernesto, con lágrimas te digo que veo muchos militares en la calle, ellos están para cuidarnos y lo que hacen es intimidarnos.

Disculpa que amargue tu habano con mis tristes palabras, pero ¿sabes? un consuelo me queda, es el consuelo de saber que se está fraguando un despertar, el consuelo de que el pueblo antes de volverse caníbal a falta de pan en su mesa, se volverá a las calles y los cerros por lo suyo, todos los que queremos que así ocurra nos guiaremos por la brillosa estrella que de tu boina subió al cielo.

Ernesto, me despido cariñosamente no sin antes recordar tus cuatro palabras inmortales:

Hasta la victoria SIEMPRE

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