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sábado, 1 de diciembre de 2007

¡Un abrazote condenado Jelipe!

Pasado ya el primer año de gobierno de quien llegara a la presidencia del país con maneras muy cuestionadas, hay una sola palabra que los mexicanos no mencionaron este primero de diciembre, festejo.

Cuando Felipe Calderón celebra con un desayuno su primer año de total fracaso regresa a la mente las palabras de Dalí al decir que México es un país surrealista, regresa a la mente la palabra imposición y el uso de maneras de regímenes anteriores, pero sobre todo da la impresión de tener un gobierno hecho a la medida del nivel intelectual de los mexicanos, un gobierno de idiotas para idiotas.

Con la llegada de Felipe Calderón llegaría el empleo, 850 000 nuevos empleos según el INEGI en este año, empleos que se ven reflejados en la terrible preocupación del gobierno federal a la colocación del muro fronterizo que no permitiría la salida de desempleados del país, 850 000 empleos que se ven reflejados en la imparable ilegalidad del comercio informal. ¿En dónde se ven los empleos de calidad? Hay que recordar el retroceso logrado al quitar derechos a los trabajadores con las reformas al ISSSTE, logro de Felipe Calderón Hinojosa, “presidente del empleo indigno”.

Desde que Felipe Calderón llegó a la presidencia del país se han registrado 2500 asesinatos relacionados con el narcotráfico, cuando la terrible ocupación del ejército de las calles serviría en teoría para lo contrario. 2500 muertos son cifras que no se daban en Irak con el régimen de Sadam Hussein (hoy se dan cada mes desde la ocupación de otro ejército, el estadounidense), queriendo llegar al punto de que la violencia no se controla con violencia. Ese régimen de terror y muerte que manejaban los medios sobre el viejo Irak lo tenemos en casa ¿no es tan malo verdad? Ya llevamos un año y seguimos vivos.

Con la llegada de Felipe Calderón llega la inflación paleada, tortillas que suben primero mucho pero que al final nada más suben uno o dos pesos (dinero vital para la economía de millones de familias) gracias a las órdenes inmediatas de Calderón, gasolina que subirá en enero, recordando que la inflación llegó con el sólo aviso del aumento al combustible a mediados de este año, en pocas palabras Felipe Calderón provocó la doble inflación, le especulativa este año y la real para el 2008. Doble inflación que al ser combustible repercutirá en el encarecimiento de todo.

Ni qué decir pues de un gobierno que permite violaciones a la soberanía de una forma legaloide. Si de por sí la soberanía era violada por debajo del agua, el querer hacer de este acto (la Iniciativa Mérida), algo legal y aplaudido, nos hace suponer que México ya perdió toda vergüenza a los ojos de la opinión pública internacional.

Celebremos a quien hace del informe de gobierno algo más que vergonzoso al llevarlo a cabo sin alguien que interpele su estupidez. Si la queja eran los diputados priístas que aplaudían todo lo hecho y dicho por el presidente en turno, Felipe hizo de este acto una fiesta particular en cadena nacional, claro, sin diputados que cuestionaran su ya de por sí cuestionado mandato de origen.

Celebremos entonces la llegada de un autoritario[1], este tipo de personas no son exclusivas de la izquierda, es más, la ultraderecha lleva impresa en la frente esta la palabra, Felipe Calderón es de ultraderecha; recordemos algunos de los más representativos autoritarios de la historia: Adolf Hitler, Benito Mussolini, Augusto Pinochet, la dictadura militar argentina, Francisco Franco, George W. Bush, entre muchos otros.


Que triste tener que decir ¡felicidades Felipe!, gracias por traernos jodidos.




[1] El autoritarismo es una modalidad del ejercicio de la autoridad en las relaciones sociales, por parte de alguno o algunos de sus miembros, en la cual se extreman la ausencia de consenso, la irracionalidad y la falta de fundamentos en las decisiones, originando un orden social opresivo y carente de libertad para otra parte de los miembros del grupo social.

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